Si algo nos han enseñado (o mejor dicho, recordado) los turbulentos últimos tiempos es que hay una máxima común en todos los rincones del mundo: la salud es lo primero y la principal preocupación que tiene instintivamente el ser humano. En nuestra aldea global, es de vital importancia que haya una comunicación fluida en el ámbito sanitario entre los distintos actores del sector, ya sea por ejemplo entre pacientes y facultativos o entre organismos estatales y empresas.
La traducción médica es una rama de la traducción científico-técnica que engloba distintos campos del sector sanitario, como cardiología, pediatría, radiología, traumatología y un largo etcétera. Todas estas disciplinas tienen en común un alto nivel de especialización en el lenguaje, lo cual es uno de los motivos que hace que traducir textos médicos sea una tarea delicada y compleja que requiere conocimientos especializados tanto en el idioma como en la terminología médica y científica específica. Aunque siempre es conveniente recurrir a un profesional cuando se quiere hacer llegar un mensaje a una determinada audiencia, en el caso de la traducción médica tiene una importancia crítica, pues lo que está en juego es la salud y el bienestar de las personas.
Con la digitalización de la salud, se han multiplicado los escenarios en los que hay que localizar textos del ámbito sanitario. Hoy en día, se están implementando continuamente herramientas tecnológicas que enriquecen tanto la atención tanto a distancia como presencial. Por otra parte, cada vez son más los pacientes que recurren a aplicaciones o soluciones virtuales para hacer un seguimiento de su salud o de la de otras personas. En estos y en infinidad de casos similares, los traductores médicos deben garantizar la precisión y la coherencia en la traducción para evitar malinterpretaciones y errores que puedan tener consecuencias graves en la salud de los pacientes.